16 enero, 2011


¿Se podia prevenir la tragedia en Rio de Janeiro?

TERESOPOLIS, Brasil.- El gobierno del estado de Río de Janeiro quedó ayer en la mira cuando una investigación del diario Folha de S. Paulo reveló que conocía los riesgos de las lluvias en la zona serrana desde 2008 cuando encomendó un estudio en la zona para evaluar la situación de las viviendas e identificar las áreas de peligro.
 
Las laderas de las sierras estaban repletas de casas construidas ilegalmente, de las cuales el gobierno estaba al tanto.
 
En declaraciones a Folha de S. Paulo , el secretario de Medio Ambiente de Río de Janeiro, Carlos Minc, admitió que el gobierno debió haber retirado a los habitantes en las áreas de riesgo identificadas por el estudio.
 
Por otra parte, el diario brasileño reveló que el estado de Río de Janeiro gastó 80 millones de reales (47 millones de dólares) para reconstrucción de áreas devastadas de la capital, pero sólo destinó ocho millones (4,7 millones de dólares) para prevenir deslizamientos en la zona serrana.
 
Por otro lado, hambrientos, lastimados, desesperados y mayormente librados a su suerte, miles de sobrevivientes de los devastadores deslizamientos de tierra se mostraban ayer furiosos con las autoridades luego de abandonar sus esperanzas de que les entregue la ayuda prometida o rescate a los heridos.
 
Simone dos Santos Pinto, de 36 años, una residente de Campo Grande que llevaba suministros a su padre enfermo, de 65, dijo que no recibían ayuda y no podía comprender por qué. "No tenemos a nadie que nos ayude. No hay nada", se lamentó, con su carga a la espalda y en sus manos. "Dejo a mi padre allá arriba y mi casa se está por derrumbar. Pero ¿qué voy a hacer?", se preguntó.
 
"Personas desorientadas deambulan por las calles. Parece que ha habido una guerra. Hay vehículos que fueron sepultados por el lodo con personas adentro", dijo, por su parte, Alan Amaral, de Nova Friburgo.
 
Wanderson Ferreira de Carvalho, de 27 años, contó atontado que había perdido a 23 miembros de su familia, incluso su padre, su esposa y un hijo de dos años. Sólo se ha recuperado el cadáver de su padre hasta ahora en el vecindario de Campo Grande. El cuerpo estaba tan descompuesto que dijo que ya no quiere que nadie busque a su mujer y su hijo.
 
"Prefiero no verlo ahora", dijo del pequeño. "Dondequiera que estén sepultados es mejor dejarlos en paz."
 
Carvalho caminaba rumbo a su vecindario llevando suministros para sus vecinos. "Tenemos que ayudar a los vivos; no hay más ayuda para los muertos -imploró-. Lloré mucho. Ahora tenemos que hacer lo que podamos para ayudar a los vivos."
 
Agencias AP y ANSA






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