Apagá las luces de los ambientes que están desocupados.
Reemplazá las lámparas que más horas al día permanecen encendidas por lámparas de bajo consumo. Consumen 75% menos de energía y duran 6 veces más.
Implementá sistemas de control en las lámparas, como pueden ser detectores de movimiento y presencia, células fotosensibles y temporizadores, para evitar que éstas permanezcan encendidas innecesariamente.
Regulá el nivel de iluminación artificial en función de la iluminación natural para poder aprovechar la luz del sol y disminuir el consumo de energía eléctrica.
Pintá las paredes de los ambientes de colores claros, para aprovechar al máximo la iluminación natural. Un consejo extra: usá pinturas de látex en lugar de pinturas al óleo. La pintura de látex libera menos vapores nocivos durante el secado.
Fuente: Fundación Vida Silvestre
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